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Por amor y por vocación: Dos “artífices” del desarrollo de talentos – Parte 1
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Por amor y por vocación: Dos “artífices” del desarrollo de talentos – Parte 1
Una tiene 23 años y la otra 28. Una estudió Ingeniería Industrial y la otra Economía. A una le gusta la música salsa y a la otra la country. Se conocieron en Central Izalco y juntas trabajan en el área de Desarrollo de Talento de Grupo CASSA. Ellas son Yvonne Estrada y Rocío Mejía, las protagonistas de este nuevo post con el que continuamos presentándote a nuestros compañeros, de diferentes profesiones, que le dan vida a esta empresa.
“Desde pequeña mi sueño fue trabajar acá porque mi papá laboró en CASSA bastante tiempo. Incluso tengo fotos de cuando venía a las fiestas infantiles que luego tuve que organizar yo misma”; afirma Rocío mientras nos comparte estos recuerdos tan especiales para ella.

Rocío asegura que llegó a Grupo CASSA a través del programa empresarial ¡Supérate!, ya que la empresa patrocina dos de estos centros, uno en Sonsonate y otro en San Miguel. “Estaba en noveno grado cuando fui seleccionada para ingresar al Centro Supérate CASSA Sonsonate y, gracias a esto, Fepade me ayudó también con una beca para estudiar mi bachillerato en el Colegio San Francisco de Asís, y de esta forma me gradué de bachillerato y del Centro Supérate al mismo tiempo”.
Cuando le preguntamos qué significa el programa Supérate para ella, nos respondió: “Supérate para mí ha sido la base para el desarrollo de muchos conocimientos pero también me ha ayudado ser mejor ser humano, y a crecer y madurar como persona respecto a mis metas, porque la madurez no depende de la edad sino de la perspectiva que uno tenga de lo que quiere del futuro”.


Después de graduarse de bachillerato, Rocío ingresó a la Universidad de Sonsonate (USO) y, al mismo tiempo, le surgió la oportunidad de hacer un voluntariado de tres meses en Central Izalco, luego le extendieron un contrato para realizar servicios profesionales, posterior a eso le ofrecieron un contrato temporal y, gracias a su excelente desempeño, finalmente obtuvo su contrato permanente como Auxiliar de relaciones laborales y beneficios.
Pero su historia de la mano con Grupo CASSA no quedó allí, ya que luego de un año la ascendieron a Asistente de beneficios y tres años después obtuvo un nuevo ascenso como Analista de Desarrollo Organizacional, puesto que desempeña desde 2016 y donde trabaja directamente con Yvonne Estrada, quién es Responsable de dicha área.

Yvonne es una joven de 28 años, entusiasta, valiente, responsable y comprometida completamente con su trabajo y con el desarrollo profesional de sus compañeros. Esta economista de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) aprendió a temprana edad qué significa tomar las riendas de su propia vida, ya que sus padres se trasladaron a vivir al extranjero y ella no les acompañó pues quería independizarse y responsabilizarse de sí misma.
Ella llegó desde San Salvador llena de entusiasmo, y dispuesta a enfrentar un nuevo reto profesional en Grupo CASSA, por el que decidió trabajar en Sonsonate aunque eso significara viajar todos los días. “Me gustan las finanzas y los números. Todo lo que cuadre me gusta. Pero mi trabajo anterior solo me permitía estar frente a una computadora, viendo números, máquinas y depreciaciones. Y lo que yo más disfruto es estar en contacto con la gente”, afirma.
Esa pasión por el trabajo activo, en contacto con muchas personas procedentes de tres universos tan diferentes como son la fábrica, el campo y las oficinas administrativas, es lo que ha unido y mantiene llenas de entusiasmo a Yvonne y Rocío por aprender cada día más.
Ambas pertenecen a la generación de los millenials (jóvenes nacidos entre 1980 y 2000) y coinciden en que lo más retador de su trabajo actual es el cambio constante. “Siempre estamos en la búsqueda de la mejora continua en todos los procesos; por eso hay que innovar, hay que reinventarse las fórmulas”, indica Rocío.

Si buscas en Google información sobre los millennials verás que abundan los estudios y los artículos que los desacreditan; pero muy pocos reconocen que tienen mucha energía, son optimistas, solidarios y con muchas ganas de dar lo mejor. Yvonne y Rocío son parte de esa nueva generación que ya está integrada a la vida productiva de países como el nuestro, demostrando que no trabajan por trabajar, sino porque tienen un profundo deseo de realizar aportes significativos a empresas, comunidades y colegas.
“Pertenecer a una empresa como Grupo CASSA, que tiene más de 50 años de existir, es muy interesante y retador, ya que existe una mezcla de personas de todas las generaciones; y tuve que comprender que no todos tienen mi misma forma de funcionar en cuanto a prioridades, estilos de trabajo y forma de abordar, y que hay que adecuarse a cada estilo. Lo rico de todo esto ha sido que, al convivir con esta diversidad de generaciones, mi panorama se expandió y me permitió ver, comprender y evaluar la realidad desde diferentes perspectivas y así tener una visión más integral de las cosas. Esta empresa es muy inclusiva y abierta a las ideas y opiniones de los jóvenes, y esto es lo que a todos los millenials nos permite desarrollarnos aquí dentro”, asegura Yvonne.
No te pierdas la segunda parte de esta historia en la que te contaremos cuál es el trabajo que ellas están realizando y a través del cual fortalecen al activo más valioso de la compañía, nuestra gente, en medio de lo que los expertos llaman “La guerra por el talento”. Y si quieres saber de dónde proviene ese nombre te tendremos la respuesta dentro de 15 días...