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Caporales, líderes entre cañales
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Caporales, líderes entre cañales
Hace algunas semanas te presentamos la labor de un rozador y ahora es el turno de los caporales, quienes se encargan de coordinar el trabajo de los cortadores de caña. Pero quisimos que fuera uno de ellos quien te explique su trabajo, así que en este post conocerás a Fernando Peralta Colocho, quién compartió su historia y el significado de ser un "caporal".
Fernando tiene 42 años, se crió entre cañales, empezó como ayudante en el campo: recogiendo bajera (hoja de la caña) y también la caña que se caía de los camiones. Después fue rozador y desde el 2004 empezó a desempeñarse como caporal.

"Un caporal es un líder del grupo de rozadores (cortadores de caña) pero hay 2 tipos de caporales: el auxiliar y el monitor. Yo soy un caporal auxiliar y mi compromiso es ayudar a repartir la tarea de cada rozador; también, diariamente, tengo que hacer un borrador de mapa que contiene los códigos de todos los rozadores y la tarea que realizarán, es decir, qué áreas va a cortar cada uno. Después de que han cortado, hago el mapa real con las áreas finalizadas y lleno las asistencias".
"Por su parte, el caporal monitor es el responsable de repartir las tareas y supervisa que se cumplan las distancias entre los surcos de caña cortada, esto sirve para facilitar el alce pues las máquinas necesitan espacio para recoger la caña correctamente. También se encarga de monitorear el trabajo del rozador, ver el despunte y el corte porque es importante que la caña sea cortada casi a ras del suelo, ya que abajo está la mayor concentración de azúcar".

Fernando recuerda que años atrás no se usaban equipos de protección y que en su cuadrilla hubo una vez que, al final de una zafra, se reportaron 96 heridas leves. "Es que antes la gente trabajaba hasta en chancletas porque sentían más libre el cuerpo pero cuando vino la protección todo mejoró", afirma. Sin embargo, él asegura que cuando ya se entregaron los equipos de protección a los rozadores, ellos se resistían a usarlos; no querían ponerse la chimpinillera, ni los guantes, ni los zapatos porque sentían que perdían agilidad; pero ahora se acostumbraron a utilizarlos.
"A mí me gusta mi trabajo, ya que me gano el pan dignamente. Además, la zafra no me beneficia solo a mí, sino que también a mi familia y a otras familias. Una de las cosas buenas de este oficio es que cada año mejoran las condiciones de los trabajadores; empezaron entregando equipos de protección personal que antes no los teníamos; de allí pusieron promotoras de salud que velan por el bienestar de todo el personal de campo y desde hace dos años han incorporado los espacios de sombra, los lavamanos y sanitarios móviles, y allí es donde nosotros vemos que hay una mejora continua".

Dos de las cualidades que más admiramos de Don Fernando son su positivismo y lo mucho que cuida a su familia. Por y para ellos ha trabajado durante más de una década como caporal, todo con el firme propósito de que sus hijos estudien y se preparen para ser "alguien en la vida" y le den lo mejor de sí mismos a El Salvador.