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¿Cómo hacer trabajo comunitario sin dejar de pintar mandalas?

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¿Cómo hacer trabajo comunitario sin dejar de pintar mandalas?

"El juego te permite desarrollar la inteligencia, el desarrollo de capacidades, aprender y hacer uso de valores"

Este texto está dedicado a todos los que se encargan de manejar los programas de desarrollo comunitario en sus empresas; y también para quienes han descubierto que tienen una vocación innata de servir a los demás.

Con frecuencia, cuando designan una responsabilidad de esta naturaleza, en poco tiempo se descubre que toda la formación que se tiene en RSE o gestión de proyectos resulta muy útil, pero no es suficiente.

Así que, si ese es tu caso, hoy queremos compartir contigo la experiencia de nuestra colega Emilia Rivas, coordinadora del programa Aliados de la Comunidad que se ejecuta en comunidades cañeras.

Emi, como la conocemos todos, es una joven esposa y madre que ha logrado, con esfuerzo, equilibrar su vida familiar con la profesional. Ama pintar mandalas y dedicar su tiempo libre a Abril, su hija de año y medio.

Mandala pintada por Emi
Emi junto a su hija Abril y su esposo Carlos.

Nos reunimos con ella un viernes de agosto a las 10:15 de la mañana. Adentro hacía frío y los 21° centígrados de la sala contrastaban con la temperatura exterior, donde se sentía el intenso calor de un invierno sin lluvia.

Después de saludarnos, con la sencillez y calidez que la caracterizan, se sentó, se puso un suéter mientras se quejaba del frío y enseguida nos pusimos a charlar sobre su gran pasión: el trabajo comunitario.

COMUNIDAD CASSA: Emilia, cuéntanos cómo nació el programa Aliados de la Comunidad.

EMILIA: Uno de los principales socios de CASSA en la producción de caña son las cooperativas de la reforma agraria y muchas de ellas, después de varios años de administración, estaban en una etapa difícil de endeudamiento, algunas incluso estaban pensando en parcelarse. Ante esta situación, la empresa decidió apoyarlas sirviéndoles de soporte financiero, además de capacitarlas y transferirles tecnología agrícola para que fueran productivas y prósperas.

Tiempo después lograron estar solventes o casi solventes y empezar a ser productivas, pero esa prosperidad económica no se compartía con las comunidades en las que están ancladas, y eso ocasionaba inconformidad y rechazo hacia los productores y el cultivo de la caña por parte las comunidades.

Así nació el deseo de crear un programa de apoyo a las comunidades cañeras para que los beneficios y la prosperidad que estaba llegando a las cooperativas, también pudieran traducirse en beneficios para la comunidad. Pero sabíamos que antes de diseñar un programa comunitario integral debíamos conocer las necesidades reales de estas personas.

Cañal a las seis de la mañana

CC: ¿Y cómo hicieron para conocer esas necesidades?

E: Para diseñar e implementar el programa, el primer paso fue hacer diagnósticos participativos para conocer sus datos sociodemográficos, sus necesidades más sentidas y sus idiosincrasias locales, entre otros. Lo que encontramos fueron comunidades en estado de extrema pobreza, con un sinfín de necesidades y con un tejido social fragmentado y débil en el área de organización colectiva. Todo ello les impedía sentarse a buscar un proyecto común; por ejemplo en una comunidad había dos ADESCOS, una era de un partido político, el comité de agua era de otro, y todos juntos desconfiaban de la cooperativa. Cuando llegamos y vimos esto, pensamos ¿cómo vamos a hacer para mejorar esta situación?. Lo que hicimos fue crear espacios neutrales, centrarnos en las necesidades que los unían para, poco a poco, lograr la reconstrucción de su tejido comunitario, y aunque fue un reto grande finalmente lograron consensuar y trabajar proyectos en común.

"Las comunidades deben elevar sus esperanzas, sus aspiraciones, y su capacidad de anhelar algo que se puede volver realidad si de verdad trabajan".

CC: ¿Y cómo los recibieron en estas comunidades?

E: Cuando llegamos, la gran pregunta de ellos era: ¿qué nos van a dar? Y uno de los grandes desafíos fue ir cambiando esa perspectiva de que nosotros no llegábamos a regalar nada ni a quitarles algo, y fue todo un reto ganar su confianza; pero nos sentamos a trabajar con un enfoque participativo, poniendo al centro la confianza en el potencial que tienen los líderes comunitarios y, gracias a ello, se ha conformado una red de voluntarios comunitarios comprometidos con su comunidad.

Al principio del diálogo, ellos se enfocaban en cosas bien asistencialistas, pensadas a corto plazo y sin visión de futuro, y parte de nuestro trabajo consistió en elevar sus esperanzas, sus aspiraciones, y su capacidad de anhelar algo que se puede volver realidad si de verdad trabajan.

Comunidad Tonalá durante la Inauguración de un proyecto de agua y de letrinas aboneras. Estos proyectos forman parte del componente Sembrando Desarrollo del programa Aliados de la Comunidad.

CC: ¿Cuál crees que ha sido tu mayor aporte a este programa?

E: En ese sentido, mi mayor contribución ha sido cuidar el enfoque de la participación comunitaria y la generación de capacidades locales; y asegurar que no nos desviáramos hacia un enfoque asistencialista o populista, sino garantizar que la comunidad fuera la protagonista de su propio desarrollo.

CC: ¿Has tenido alguna experiencia negativa en el programa?

E: La verdad es que sí, una de las más difíciles es cuando la violencia social afecta a las familias con las que trabajamos, o cuando los servicios de salud, educación o acceso a servicios básicos son deficientes y las familias tienen que seguir viviendo en condiciones precarias. Pero cuando la impotencia llega, pienso en las personas que he conocido y a quienes este programa les salva el día porque se levantan en la mañana con más esperanza y optimismo por la vida, porque una medicina a tiempo les ha salvado la vida, porque se han transformado sus relaciones familiares, y porque sus hijos se están desarrollando mejor y más felices. Una sola persona, que ahora vive mejor y aspira a un mejor futuro gracias a lo recibido a través del programa, hace que todo valga la pena.

Emi comparte y disfruta con la comunidad durante la premiación de Sembrando Desarrollo.
Los niños se divierten y se educan a la vez con los juegos que desarrollan en la Ludoteca.

 

Conversamos con Emi durante casi dos horas y ella nos compartió la importancia de tomar en cuenta estos aspectos en el trabajo comunitario.

ÁREAS DE MEJORA EN EL TRABAJO COMUNITARIO

  1. La transformación en la persona es la que genera cambios en el entorno, por eso es clave promover su desarrollo humano y sus capacidades.
  2. Hacer un proceso de diagnóstico inicial para que la contribución del proyecto sea efectiva.
  3. Identificar líderes natos y crear espacios de participación y toma de decisiones (mesas de diálogo o reuniones comunales), ya que los miembros de las comunidades también deben compartir la responsabilidad (corresponsabilidad) del presente y de la construcción de su futuro.
  4. Incentivar la visión de futuro en los miembros de la comunidad. Parte del trabajo consiste en hacerles sentir que su realidad SÍ puede cambiar y que merecen una mejor calidad de vida; por eso es clave trabajar en su autoestima, capacitarlos y empoderarlos para materializar sus metas.
  5. Ser lo suficientemente humildes y flexibles para reconocer los errores sobre la marcha y adaptar los cambios que sean necesarios.