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El enorme reto de ser productor de caña en la actualidad
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El enorme reto de ser productor de caña en la actualidad
Conversamos con Víctor José Orellana Vega, productor de caña de San Miguel, durante los días de febrero en los que por fin aparecieron "los vientos de octubre" que nos quedamos esperando el año pasado.
Hoy por hoy, él lidera la empresa familiar que ya ha superado los 20 años de trayectoria en el sector azucarero. Por eso creció jugando entre cañales y ayudando durante sus vacaciones escolares. Luego, profesionalmente escogió un camino un poquito diferente: Jurisprudencia; y por esa razón se mudó a San Salvador.
Y entonces -dirás- ¿cómo es que ahora sus días transcurren en el campo y no en un bufete? Hace cuatro años su papá enfermó y así Víctor comenzó a ejercer un rol más determinante en la toma decisiones y, como él mismo asegura entusiasmado, "le volví a sentir el sabor a las diferentes etapas que tiene el cultivo, con sus altos y bajos". Regresó a San Miguel, creó una sociedad y, simultáneamente, terceriza sus servicios para seguir ejerciendo su profesión de abogado.
¡Veamos lo que nos contó sobre sus vivencias como parte de la nueva generación de productores de caña que ya está en el terreno, arremangado y dispuesto a luchar por su negocio!

COMUNIDAD CASSA: ¿Cómo es tu día a día? ¿Cuál es tu responsabilidad en el negocio?
VÍCTOR ORELLANA: Dependiendo de la época, desempeño diferentes tareas. Mi hermana, como es Licenciada en Administración de Empresas, se encarga de las áreas en las que tiene más rodaje: finanzas y gestión de proyectos. Así que, principalmente, mi función es negociar la compra de insumos agrícolas, arriendos y compra de tierras; así como las inversiones en nueva tecnología.
CC: ¿Qué es lo que más te gusta de ser cañero?
VO: Los amaneceres y los atardeceres. Y del trabajo en sí, lo que más disfruto es el contacto con la gente y la esperanza que compartimos por los resultados de nuestro trabajo. Eso me motiva a hacer bien las cosas.


CC: ¿Qué es lo más difícil de trabajar en este sector?
VO: En primer lugar, la realidad social que vivimos, la delincuencia que limita algunas actividades, por ejemplo, aplicar herbicida en un lote a las diez o doce de la noche. Hace 15 años yo tuve la oportunidad de despachar camiones en la finca, departiendo con los transportistas, con los operarios, con quienes recogían la caña y todo era tranquilo.
Ahora lo que toca es darles apoyo, tratando de que todos estemos seguros, coordinándonos con la Policía y con la seguridad del Ingenio Chaparrastique.
Y por otro lado está el tema del clima, que nos está pasando una factura altísima en términos del bajo rendimiento de la caña. Justamente, por el clima se dejaron de hacer muchas tareas y cuando por fin llovió, la caña ya estaba estresada y no creció como esperábamos. Hubo partes en las que no se pudo entrar con ningún herbicida ni con abono, y ahí están los resultados.
Gracias a Dios, el Ingenio es un socio estratégico y nos brinda una buena asistencia técnica, siempre que los busco los encuentro. Aunque sea fin de semana o día feriado, si tengo algún problema y necesito asistencia están allí para apoyarme. Buena parte del crecimiento de nuestra empresa se lo debemos a Grupo CASSA y a su acompañamiento en el campo.
CC: ¿Qué es lo primero que viene a su mente cuando escucha la palabra zafra?
VO: Un conjunto de emociones, buenas y malas; todo el trabajo de un año, desvelos, incertidumbre, dinamismo y buena actitud de todos los que trabajamos en la empresa.

Al concluir nuestra plática con Víctor, comprobamos que personifica muy bien la tenacidad de todos los productores de caña para quienes la zafra 2015-2016 representó un duro desafío: lotes que no dieron nada y grandes dificultades para invertir. Pero siguen decididos a hacer producir sus tierras apostándolo todo.
Un poco más sobre Víctor:
Edad: 33 años
Estado civil: casado
Hijos: una niña de 2 años
Canción favorita: With or without you (U2)
Película preferida: Rápido y furioso
Libro que más le ha gustado: El alquimista (Paulo Coelho)
Deporte favorito: Fútbol
