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“El mayor gozo de un agrónomo es ensuciarse las manos y los pies para producir más, mejor y al menor precio para el beneficio de todos”, Toño López

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“El mayor gozo de un agrónomo es ensuciarse las manos y los pies para producir más, mejor y al menor precio para el beneficio de todos”, Toño López

Gabriel Antonio López, mejor conocido como "Toño López", ha dedicado su vida entera a la agricultura. En CASSA inició como encargado del taller agrícola de Central Izalco, después en investigación agrícola y, en el 2005, aceptó el reto de ser el gerente agrícola de Ingenio Chaparrastique, después de que la empresa adquiriese dicha central azucarera. 

Ahí llegó Don Toño llegó lleno de ideas y, con toda su humildad y disposición, consiguió levantar una producción de caña que, hasta esa fecha, solamente había generado pérdidas a los productores. Su esfuerzo le permitió obtener la confianza de un gremio de productores desesperanzados, tanto así que durante la zafra 2008/2009, Ingenio Chaparrastique obtuvo un rendimiento de 256.15 libras de azúcar por tonelada, convirtiéndose en el mejor rendimiento en la historia del país.

Después de esto, continuó su carrera en CASSA como gerente de investigación agrícola y, en la actualidad, ocupa el cargo de asesor para el área agrícola.

Don Toño está a menos de un año de retirarse de su vida laboral y ahora lo espera un nuevo reto: terminar de escribir su libro llamado "La calidad en la caña de azúcar".

DON TOÑO INTERNA

COMUNIDAD CASSA: ¿Por qué decidió estudiar agronomía?
TOÑO LÓPEZ: Me gustó agronomía porque escuché a alguien que era agrónomo y me agradó todo lo que hacía. En ese entonces yo era enfermero en el hospital de Ahuachapán, y un día llegó un agrónomo que estaba mal de una úlcera sangrante, empezamos a platicar y me contó lo que hacía. En ese momento me enamoré de la profesión, pero una cosa es que uno se enamore y otra muy diferente lo que uno puede ser, porque se necesitan medios para eso.

CC: Entonces, ¿usted fue enfermero antes que agrónomo?
TL: Tenía 14 años cuando empecé a trabajar en el hospital, estudiaba y trabajaba a la vez; antes se podía trabajar a esa edad. Fui auxiliar de servicio, es decir que mi responsabilidad era limpiar el hospital pero se me dio la oportunidad de realizar prácticas para enfermero, y luego me dieron una plaza. Eso sí, el trabajo no interfirió nunca con mis estudios.
Cuando salí de bachillerato apliqué a unas becas. Mis opciones eran la Escuela Normal de El Salvador para ser docente y la Escuela Nacional de Agricultura (ENA). La primera beca que me salió fue la de la ENA y allí nació mi vocación.

CC: Cuando estaba en la Escuela Nacional de Agricultura, ¿cuál era su materia favorita?
TL: Yo no soy superintelectual, pero me gustaban todas las que tienen afinidad con los números. En realidad nunca hubo una materia que no me gustara, porque yo le ponía esfuerzo parejo a todo y, si alguna me costaba poquito lo que hacía era esforzarme un poco más.

CC: ¿Cuál cree que es la importancia de la agricultura en El Salvador?
TL:
La agricultura es importante porque su misión es producir alimentos, y esa misión nunca va a desaparecer; al contrario, incrementa en la medida en que las condiciones de producir se vuelven más difíciles, porque ¿qué es lo que está pasando hoy? Como humanos le hemos hecho daño al medio ambiente y hoy estamos pagando caro como país y como mundo entero. Tenemos calentamiento global y todos somos responsables, eso ha reducido el área de producción, además de generar condiciones climáticas desfavorables, todo eso se convierte en una problemática a la hora de producir.
Como país, el gran reto es desarrollar técnicos capaces de conocer los cultivos y de comprender lo que está pasando en nuestras tierras. Todos los productores de alimentos deberían trabajar en la sostenibilidad: esforzarse por producir bien, cuidar los árboles, no desperdiciar agua ni energía.

CC: ¿Cuál es su función dentro del proceso productivo de la caña de azúcar?
TL:
Estoy en la parte final de mi carrera en Grupo CASSA, en junio del otro año terminaré haciendo lo que amo, que es la investigación. En los últimos años estuve a cargo del área de investigación agrícola, soy miembro de la comisión del Consejo Salvadoreño de la Agroindustria Azucarera (CONSAA) por parte del ingenio, y también soy parte de la comisión de FOMILENIO.

CC: ¿Qué es lo mejor de ser un agrónomo?
TL:
Se tiene la oportunidad y la obligación de producir alimentos para que este mundo viva y exista. El mayor gozo de un agrónomo es ensuciarse las manos y los pies para producir más, mejor y al menor precio para el beneficio de todos.

CC: ¿Qué significa para usted ser un agrónomo en Grupo CASSA?
TL:
Me siento plenamente realizado en CASSA, puedo ver los frutos de mi esfuerzo. Si un agrónomo puede sentir el sabor del éxito de lo que produce, y satisfacción en lo que hace, significa que todo el trabajo ha valido la pena; así me siento yo. Aquí aprendí a ver la caña de otra forma, a tratarla bien, a sonreírle; la caña es para mí una persona con la cual yo puedo hablar, ¡es un organismo vivo! Cuando todos los agrónomos sientan eso por sus cultivos, otro futuro nos deparará.

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