En los ingenios
Nunca es tarde para aprender, y tampoco para enseñar. Parte I
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Nunca es tarde para aprender, y tampoco para enseñar. Parte I
"La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo", decía Nelson Mandela (expresidente sudafricano); y nosotros creemos que sus palabras están llenas de razón, precisamente porque a través de la educación multiplicamos las ventanas por las que vemos y entendemos el mundo.
Para nosotros es primordial impulsar el desarrollo de talentos en cada uno de nuestros colaboradores, pues estamos convencidos de que, a la vez, impulsamos el desarrollo y la competitividad de la empresa. Por eso consideramos importante poder brindarles oportunidades para ampliar sus perspectivas de vida, de manera que cada uno crezca como persona, como profesional y como ciudadano. Todo esto incrementa las competencias individuales, pero también las de la compañía porque los procesos se realizan con mayor profesionalismo.
Esa es la razón por la que, desde hace algunos años, en la empresa desarrollamos nuestro Programa Educativo de Mejora Continua, al que cariñosamente llamamos "la escuelita". Esta nació con el propósito de alfabetizar pero, poco a poco, se ha ido transformando en algo más.

Seguramente te estarás preguntando ¿qué hace una escuelita en una empresa?, ¿de qué se trata? Te prometemos despejar esa duda, pero dejaremos que sean dos protagonistas del programa quienes te cuenten la historia.
Jaime Valladares es el director industrial de Grupo CASSA y, también, es el impulsor del nacimiento de la escuelita. Le pedimos que nos contara sobre los inicios del programa y esto fue lo que nos dijo: "Esta idea nació porque nos dimos cuenta de que en el área industrial había mucha gente mayor, de 40 a 50 años de edad, que no sabía leer ni escribir porque no tuvo oportunidad de ir a la escuela. Entonces comenzamos a hacer una encuesta entre empleados para identificar quiénes de ellos tenían deseos de superación y estaban interesados en aprender. Nuestra sorpresa fue que se anotó bastante gente, entre ellos personas sin alfabetización y también empleados que, aunque sí sabían leer y escribir, querían seguir estudiando".


El siguiente paso fue publicar un anuncio que invitaba a los empleados con nivel profesional a que hicieran voluntariado e impartieran clases a sus compañeros con menor nivel educativo. "Gracias a Dios también se anotaron muchos y, luego de eso, acudimos al Ministerio de Educación para presentarles nuestro proyecto y pedirles apoyo, de forma tal que pudiéramos brindar una educación que les sirviera el día de mañana y que fuera certificable. El MINED capacitó a los voluntarios para que pudieran enseñar y nos acompañó en todo el proceso, brindándonos el material didáctico y el temario a impartir a cada grado, específicamente con el Programa de Educación Básica para Adultos (PAEBA)", señaló.
Según cuenta nuestro compañero, ellos empezaron impartiendo clases a nivel de primer ciclo y únicamente a personal del área industrial, pero al término de dos años más gente quiso anotarse y ampliaron el programa a nivel de empresa, con el apoyo de la Dirección de Recursos Humanos y de la Dirección Ejecutiva.
Fue así que los empleados que terminaron el primer ciclo quisieron seguir estudiando y, por esa razón, se abrió el segundo ciclo y después el tercero, hasta graduarlos de noveno grado.
Con profunda satisfacción, don Jaime nos contó lo siguiente: "Hace años erradicamos el analfabetismo en la empresa y ahora mismo ya tenemos bachillerato. Lo más bonito del programa es la posibilidad de brindar oportunidades de superación y desarrollo humano para nuestra gente".


Otro colega que, hoy por hoy, desempeña un rol decisivo para la escuelita es Billy Marinero, actual encargado de gestionarla, así como de identificar oportunidades de mejora para la misma. Su cargo es el de responsable de beneficios de la empresa, y el Programa Educativo de Mejora Continua es uno de ellos. Billy es muy conocido internamente por el entusiasmo que pone en cada cosa que hace y por contagiar con su alegría a todo el que se le acerca. Esto es lo que él nos compartió: "Nuestro principal objetivo es certificar el conocimiento de las personas. Yo considero que la escuelita no tiene un enfoque de enseñar, si no de validar lo que los alumnos ya saben, porque los adultos ya aprendieron muchas cosas en sus 50 o 60 años de vida".
Billy nos explicó que, aunque este proyecto nació con el objetivo de erradicar el analfabetismo, continúan avanzando hacia nuevos niveles porque los compañeros quieren seguir aprendiendo. "Uno de los retos es el bachillerato, lo iniciamos hace dos años pero aún no tenemos graduados. Nosotros no somos expertos en educación, así que hemos ido aprendiendo con cada error", indicó.
El bachillerato lo iniciaron con clases grupales y con un profesor por materia, pero el primer año llevaron a los alumnos a hacer la prueba a EDUCAME del MINED y nadie pasó el examen; así que, actualmente, todos están repitiendo.

Esa dura lección los motivó a poner en marcha un plan B: "Al ver esta situación decidimos cambiar la modalidad de enseñanza, ahora cada estudiante tiene un tutor con el que se reúne cada vez que lo necesita para resolver dudas y problemas de forma personalizada. Los tutores también son compañeros de trabajo a quienes pueden abordar en cualquier momento. Aún desconocemos cuáles serán los resultados de esta nueva forma de enseñar-aprender que estamos desarrollando, y esto lo sabremos hasta que vayan a examinarse nuevamente al MINED", manifestó.
Al consultarle sobre el significado personal y profesional de este programa, Billy nos compartió: "A mí lo que me gusta de la escuelita es la forma en que la concibió la compañía, y ya es un ciclo que va llegando a su fin pero con perspectivas de evolución. Adentro de la empresa hay muchísimo talento, gente con muchos conocimientos que pueden compartir con los demás. Por ejemplo si alguien es experto en Excel, la idea es que capacite a sus compañeros en ese tema; hay personas que empíricamente son electricistas increíbles y que pueden enseñar a otros que recién se gradúan y que aún no tienen la experiencia; y los jóvenes también pueden compartir lo que saben con los mayores. En la empresa siempre estamos aprendiendo y buscando nuevas y mejores opciones, lo importante es que en cada proyecto tenemos la clave del éxito: el talento de nuestra gente".
Continuará…