En los ingenios
¿Será verdad que las oportunidades solo llegan una vez?
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¿Será verdad que las oportunidades solo llegan una vez?
¿Qué crees que es peor?, ¿fracasar o nunca haber intentado triunfar? Esas son preguntas que la protagonista de este post se ha tenido que hacer muchas veces en la vida. Su nombre es Irene Reyes, tiene 38 años y es una joven migueleña trabajadora y muy entregada a su familia. Sus mayores virtudes: la humildad y la perseverancia.
Irene es la menor de cinco hermanos; todos se criaron solo con su mamá pues su padre murió cuando ella apenas tenía un año y medio. Para mantenerlos su madre laboró en servicios domésticos durante muchos años.

Por eso, cuando ella concluyó el noveno grado de estudios decidió empezar a trabajar. Su primer empleo fue en una zapatería en San Miguel, luego se desempeñó como recepcionista en una clínica y, tiempo después, inició su historia con Ingenio Chaparrastique. Esto fue lo que nos contó…
COMUNIDAD CASSA: ¿Cómo fue que usted empezó a trabajar en Ingenio Chaparrastique?
IRENE REYES: Lo que pasó fue que una de mis hermanas trabajaba en una cafetería que estaba dentro del Ingenio, y ella me dijo que la dueña del cafetín necesitaba más ayuda y que si yo podía apoyarles. Estuve un par de meses y luego me fui; pero poco después mi hermana pasó a dirigir el cafetín y me pidió que trabajara con ella, ayudándole en la cocina. Acepté feliz porque cocinar es algo que me apasiona.
Un día el Lic. Luis Campos, Jefe Administrativo de Ingenio Chaparrastique, me dijo que había disponible una plaza de ordenanza; eso significaba bastante trabajo porque consistía en hacer la limpieza general en la casas técnicas (área en la que residen algunos colaboradores del Ingenio), ordenar todas las habitaciones, lavar, planchar y hacer el desayuno para los ingenieros, por lo que mi jornada iniciaba a las 5.30 a.m. y terminaba tarde. Eso fue como en el año 2002.
CC: ¿Y ya no volvió a estudiar?
IR: La verdad es que yo ya no quería estudiar porque no me quedaba tiempo, entraba temprano y salía tarde del trabajo, así que ya había descartado esa posibilidad. Pero entonces, el Lic. Campos me dijo que tenía que seguir estudiando, que era importante y necesario continuar con mi formación académica. Así que entre él y el Lic. Enrique Suárez (Gerente General del Ingenio en ese tiempo), prácticamente me obligaron a seguir estudiando. Fui al Instituto Nacional Joaquín Ernesto Cárdenas que ya tenía la modalidad de educación a distancia y me matriculé; así que todos los sábados iba a clases presenciales de 7 a.m. a 3 p.m., y en tres años logré graduarme.

CC: ¿Cuáles eran sus expectativas en esa época?
IR: Pues la verdad no tenía muchas ambiciones, nunca pasó por mi mente estar sentada en una oficina, no me lo planteaba, solamente disfrutaba lo que hacía, disfrutaba limpiar y que los demás se sintieran felices con mi trabajo, que se sintieran confortables con el orden y la limpieza que yo hacía. Solo entregaba todo mi esfuerzo porque quería ser la mejor en lo que hacía, aunque esto fuera barrer y trapear.
CC: ¿Y cómo fue que llegó a ese trabajo de oficina que usted no esperaba?
IR: Cuando me faltaban como 2 meses para terminar el bachillerato, renunció la Recepcionista del Ingenio. Entonces el Lic. Campos me pidió que pasara a su oficina porque necesitaba hablar conmigo. Eso me extrañó mucho porque él nunca me mandaba a llamar, así que fui rápido y cuando llegué me dijo: "La recepcionista se va a ir del Ingenio, ya puso su renuncia, así es que aunque sé que todos vamos a sufrir al no tenerla en el puesto que está, quiero informarle que he decidido trasladarla al puesto de Recepcionista".
¡En lugar de alegrarme sentí una cosa horrible!
CC: ¿Sintió miedo?
IR: Sí, era miedo de no hacerlo bien y de no dar el ancho, así que le dije "Jefe, ¿cómo se le ocurre que yo, que en todo este tiempo solo he conocido la plancha, la escoba, el trapeador, el sacudidor y que "anantes" aprendí a usar la lavadora y la secadora, voy a venir a manejar un teléfono con un montón de teclas? Entonces él me dijo que yo tenía que avanzar, que él había observado que yo tenía capacidad y que debía explotar mi potencial, y ya no me dio opción de decir que no; solo me pidió que el lunes llegara arreglada y vestida formalmente, y que me metiera a un curso de computación. Al principio fue difícil porque no estaba acostumbrada a estar sentada ni a que me sirvieran café ni nada. Pero, poco a poco, me fui adaptando y, gracias a Dios, salí adelante. Eso fue en el 2008.

CC: Pero hoy ya no está en recepción, cuéntenos qué pasó después.
IR: Pasó que cuando tenía un año de estar en recepción, la Asistente Administrativa del Ingenio renunció, entonces como yo ya sabía computación, me ofrecieron el puesto a mí por considerar que era la persona idónea para cubrir la plaza. Pero nuevamente sentí miedo y no quería aceptar porque en ese puesto se utilizan sistemas que yo desconocía de administración y de inventarios, y tenía miedo de cometer algún error grave. Sin embargo, nuevamente el Lic. Campos habló conmigo y me dijo: "Si no acepta esta oportunidad, la empresa no va a volver a tomarla en cuenta en otra ocasión porque van a pensar que usted está conforme allí y que allí se va a jubilar. Las oportunidades llegan una vez y, si usted no las aprovecha, no le vuelven a llegar". Esas palabras me impactaron, acepté inmediatamente y empecé a entrenarme para el puesto de Asistente Administrativa. Cuando ya estaba en el puesto, mi jefe me pidió que me metiera a la Universidad para superarme aún más. Por eso yo al Licenciado Campos lo veo como el padre que nunca tuve. Siempre creyó en mí.
CC: Está hablando en pasado, ¿ya no es su jefe el Lic. Campos?
IR: Estuve 6 años como Asistente Administrativa y en el 2014 renunció la Asistente de Capital Humano que se encargaba del área de compensaciones y beneficios de los empleados; así pues la Ing. Gisela Henríquez, Jefa de Capital Humano del Ingenio se acercó a mí y me dijo que ellos habían visto mi capacidad y que creían que yo podía desempeñar esa labor. Lo consulté con mi jefe, el Lic. Campos y él me aconsejó: "Dele, me siento feliz porque yo le dije que usted iba a crecer porque tiene potencial, se lo dije desde el principio, y me alegra que las demás áreas también vean su capacidad.
Después de eso tuve un período de transición, pasaba el 50% de mi tiempo entrenando a la nueva asistente, que es quién quedo de recepcionista cuando yo ascendí, y el otro 50% en Capital Humano. Fueron 1 o 2 meses nada más, y después ya 100% en Capital Humano.

CC: ¿Le gusta trabajar en Grupo CASSA- Ingenio Chaparrastique?
IR: La verdad es que a mí me encanta mi trabajo porque me encargo de las compensaciones y beneficios, y disfruto ayudando a los demás, así que soy muy feliz en este puesto. Además, para mí el Ingenio significa un área en mi vida que Dios me puso para darme la oportunidad de evolucionar, de descubrir quién soy. Grupo CASSA significa bendición, porque es una empresa que vino a transformarnos, a darnos bienestar y a mejorar muchas cosas en un 90- 99%, además de ayudar a miles de familias del oriente del país.
Así concluimos nuestra conversación con Irene, mejor conocida como "Nenita", quién ya está a solo un año de graduarse como Licenciada en Administración de Empresas, y que encarna a la perfección la frase de Aristóteles que dice: "Somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito".